El mexicano tiene enquistado el odio hacia el extranjero (que es un delito llamado xenofobia) pues desde la educación primaria se nos enseña que “fuimos conquistados”, “que el extraño enemigo”, “que los españoles nos saquearon”, “que nos robaron territorio”, y todo ello provoca además de una desconfianza y odio hacia lo que venga de fuera, una inseguridad y espíritu de derrota en nosotros mismos.
Ahora bien, eso funciona porque es más fácil explicar que no salimos adelante por “el extraño enemigo” que llegó desde con los europeos a Mesoamérica (no a México), que por nosotros mismos; pero lo realmente lamentable es que el odio sigue intacto hacia el español “conquistador y saqueador”.
Estas son las peores mentiras que nos dijeron de los españoles que llegaron a Mesoamérica, unieron a las tribus sometidas por los mexicas y derrotaron al señorío azteca:
Los españoles “nos” conquistaron
Debemos de entender que los mexicanos no somos descendientes de los aztecas, sino la mezcla entre europeos y los pueblos indígenas que vencieron a los mexicas. El decir que “conquistaron” funciona porque es cómodo, en lugar de subirnos al “tren de la victoria” y decir, mis antepasados (los españoles y los pueblos indígenas sometidos por los aztecas que posteriormente se mezclaron en cuerpo y alma con todo lo que venía de Europa) vencieron al imperio azteca y formaron un país, una nueva cultura, una nueva esencia y un nuevo individuo, seguimos sintiendo que Moctezuma fue un tío lejano de nosotros, y que los españoles malditos lo mataron (por cierto, a Moctezuma lo mató su propio pueblo a pedradas).
Los españoles destruyeron la armonía que había en Mesoamérica
Esa imagen del pueblo mexica feliz comprando y vendiendo productos en los tianguis a un lado de los basamentos y templos enormes, todos felices y en armonía, con un emperador sabio y bondadoso, nos “la metieron con embudo”, pues la realidad es que Tenochtitlán que tenía poco más de 100 mil habitantes dominaba a poco más de 10 millones de indígenas de otras tribus a los que les tenían en una condición peor que la esclavitud (¿se puede estar peor que un esclavo? ¡Sí, sí se puede!): los obligaban a pagar tributos permanentes, a trabajar y entregar los productos alimenticios necesarios para la subsistencia del imperio, a pelear por ellos en las guerras de nuevas conquistas, a entregar periódicamente personas para el sacrificio y consumo humano (ahora los indigenistas negacionistas dirán que miento. Bien por ellos). Es decir, eran considerados más bajo que un “objeto” porque un objeto se cuida o se le saca provecho, mientras que a las tribus sometidas se les disponía sin ni siquiera interés pecuniario, ya que morían por distintas causas sin que les causará a los mexicas la “sensación de pérdida”, pues al cabo que hay muchos. Ante esa realidad, se levantaron 150 mil indígenas al lado de 400 europeos.
Los españoles no “nos” trajeron nada más que muerte y explotación
Las mentiras anteriores se sustentan es que los españoles rompieron esa armonía a cambio de nada. Independientemente de la cultura, idioma, religión y tecnología que trajeron los españoles a Mesoamérica, todo lo mexicano es una fusión de ambas culturas, la gastronomía, arquitectura, medicina, las bebidas, la música, la “raza”, las tradiciones. Si eso es “nada”, entonces necesitamos un nuevo idioma para expresarnos.
Los españoles asesinaron a los indios
Esta es la favorita de los indigenistas: los europeos trajeron muerte y desolación. Entender que si bien hubo una mortandad tremenda a causa de dos brotes de viruela (1519 y 1571) que diezmaron de manera importantísima la población indígena, éstos fueron accidentales y producto del contacto con los europeos, pero la propagación se dio entre los indios, no a propósito, de hecho, dichas epidemias provocaron que se instalaran los primeros centros médicos para atender a la población, la cual no tenía anticuerpos para dichas enfermedades. Cabe mencionar, que los indígenas tenían enfermedades propias desconocidas en Europa y que estas no atacaron a los españoles. ¿La razón? Un genetista la podría dar.
La realidad es que la “guerra de conquista” fue básicamente entre pueblos indígenas dirigidos por Cortés, y después de ella, vinieron las epidemias circunstanciales e incontrolables, pero de eso, a “que los españoles mataron a los indios”, está muy lejos.
A Mesoamérica se vino “lo peor” de España y que sólo odiaban a los indios
La realidad es que se vino de “todo”, desde el peón hasta el estudioso. El ejemplo más claro es el propio Hernán Cortés quien era un estudiante de derecho y un erudito (recordemos que al año de estar en suelo mesoamericano ya dominaba el náhuatl), y fue tal su amor por esta tierra que su última voluntad fue que lo enterraran en Nueva España. En su legado dejó una fortuna para la construcción del Hospital de Jesús en la ciudad de México (en cuyos muros están sus restos), antes de morir, consiguió del rey Carlos V una ley para que prohibiera que la Inquisición juzgara a los indígenas y su esclavitud, además que la “primera guerra de independencia” la hicieron sus hijos mestizos en 1567.
Ese es el “odio” que le tenía Cortés a esta tierra (y así se pueden enumerar muchos europeos, desde virreyes hasta sacerdotes que amaron y protegieron esta tierra).