El recurso, cada vez más frecuente, al mundo de la cirugía estética es una tendencia creciente incluso entre jóvenes menores de 25 años: entre las causas, la búsqueda de la perfección para compartir su imagen en las redes sociales y buscar lo mejor de sí mismos.
Vivimos en una sociedad donde todos somos bombardeados por mensajes que dan cada vez más importancia a lo externo, de tal manera que ahora la perfección de la apariencia física parece ser una necesidad. Esto, sumado al hábito de colocar constantemente su propia imagen en las redes sociales, ha llevado a un número cada vez mayor de jóvenes a recurrir a la cirugía estética para eliminar incluso los defectos más pequeños, reales o presumidos.
La tendencia ha visto la luz en Estados Unidos, pero se está extendiendo rápidamente en Brasil. Según una encuesta realizada en la Academia Americana de Cirugía Plástica Reconstructiva y Facial, aproximadamente la mitad de los cirujanos han recibido solicitudes de cirugía por parte de jóvenes menores de veinticinco años, que han mencionado el deseo de lucir perfectos en selfies y en todas las fotos publicadas en redes sociales como motivo de intervención.
En 2015, la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos descubrió que más de 65,000 jóvenes menores de 20 años se sometieron a cirugías de corrección de orejas, aumento de senos y rinoplastia.
En México, un número creciente de chicas entre 13 y 18 años acude a cirujanos estéticos con la intención de remodelar sus senos, piernas y caderas. Los chicos, por otro lado, prefieren intervenir en los músculos y la nariz.
En nuestro país, sin embargo, al igual que en el Reino Unido, la ley no permite la cirugía estética en menores, excepto en casos de corrección de orejas, para lo cual es necesario el consentimiento de ambos padres. Sin embargo, muchos jóvenes también recurren a la medicina estética para el tratamiento del acné y la eliminación del vello no deseado.
Según algunos expertos en el campo, el uso de las redes sociales es sin duda el principal culpable de esta búsqueda espasmódica de la belleza y la perfección: una foto o video con su propia imagen, que es vista por un número incontable de personas, empuja a un gran número de jóvenes a someterse a cirugías y tratamientos estéticos con el fin de alcanzar la perfección. Aunque alguien debería explicarles que la perfección es ilusoria y ciertamente no se puede lograr en el quirófano de un cirujano estético.
Muchos cirujanos plásticos se encuentran en grandes dificultades cuando se les pide que la cirugía se asemeje lo más posible a su celebridad favorita. O cuando la solicitud de intervenir partes del cuerpo no está dictada por la necesidad de eliminar defectos, sino por la necesidad de cambiar la forma a voluntad; por ejemplo, transformar una forma de ojos, boca o nariz ya perfecta.
El discurso, naturalmente, cambia completamente en el caso de defectos reales que pueden comprometer el bienestar emocional y la capacidad de relacionarse con los demás de un joven. Una chica con senos completamente planos, o con una nariz muy pronunciada, podría ver comprometido su bienestar psicofísico, una eventualidad muy perjudicial, especialmente en una edad posterior a la adolescencia, donde las inseguridades son constantes, incluso cuando no hay defectos particularmente pronunciados.
En estos casos, según los expertos, es posible considerar la idea de intervenir para eliminar el defecto. En estos casos particulares, las intervenciones más frecuentes son, en orden ascendente: corrección de orejas, liposucción, rinoplastia y aumento de senos.
En cualquier caso, la ética profesional del cirujano estético, un tema muy debatido hoy en día, requiere no ceder a las fantasías de los jóvenes, que esperan mitigar sus inseguridades tratando de parecer celebridades o que piensan que pueden usar la cirugía estética para perseguir cánones preconcebidos de belleza. Una belleza que no es sinónimo de perfección, también porque en la naturaleza la perfección no fue prevista.